El bucardo (Capra pyrenaica pyrenaica), la subespecie de cabra montesa que habitaba el Pirineo, se extinguió oficialmente en el año 2000, cuando el último de los ejemplares fue encontrado sin vida. Poco antes de su extinción, científicos habían preservado en nitrógeno líquido muestras de piel del último ejemplar vivo para extraer ADN necesario para trasplantarlos a ejemplares de cabra común y obtener ejemplares de la especie extinta.
Pero la primera cabra bucardo clonada murió al poco tiempo de nacer debido a un defecto congénito en sus pulmones; un tipo de causa de muerte común en otros animales clonados. A pesar de esto los científicos están optimistas con la posibilidad de poder quitar de la lista de peligro a algunas especies o regresar a las que ya desaparecieron gracias los genes conservados de las especies. El doctor José Folch, investigador del centro de Tecnología de los Alimentos de Aragón, lidero la investigación y se muestra satisfecho por los logros conseguidos hasta el momento: “El nuevo animal era genéticamente idéntico al bucardo.
En casos como el de esta especie, la clonación es la última esperanza para evitar su completa desaparición”. El bucardo era una subespecie de cabra cuyo ecosistema se reducía a los montes y valles de los Pirineos. Desde el siglo XIX fue cazada, lo que redujo el número de ejemplares a menos de 100 en 1973, cuando fue oficialmente declarada especie protegida. El último bucardo, una hembra de 13 años que había sido bautizada con el nombre de Celia cuando fue capturada para extraer de ella muestras de tejido, fue encontrada muerta con el cráneo partido por unos guardabosques franceses.
Vía 20 minutos





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